El sueño efímero

La mayoría de los recuerdos de estos viajes son insípidos porque los vivimos y cuando cerramos los ojos, abrimos los otros perdiendo la noción de nuestros cambiantes pensamientos. Se vuelven una marca sin dejar rastro alguno, otros se clavan en el tablón de nuestros recuerdos con tal fuerza que juramos que lo vivido ha sido una realidad y aquellos que nos dan intriga, suelen hacernos temblar y no precisamente de frío.
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